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Amanecimos temprano, sobre las 7:30 en Colliure. Había que aprovechar la mañana, ya que teníamos que recorrer las calles de Colliure, ir hasta Salses Le Chateau para ver su imponente castillo, comer en Narbona, ver la abadía de Fontfroide, pasear por la tarde en Gruissan y terminar el día en el hotel que habíamos reservado en las afueras de Narbona.
El día salió muy despejado, con bastante viento, pero buen día para pasear por las playas y calles sinuosas del pueblo pesquero de Colliure. Pensábamos desayunar en un bar que había nada más salir del callejón del hotel, "Les delicies catalans", que por 5,70€ tenían un desayuno completo, con tostadas de buen pan recién hecho, croissants (los mejores que hemos probado en los cuatro días), mantequilla y mermelada, zumo de naranja y un café. Pero a las 8:00 aún no estaba abierto, así que nos decidimos a dar una pequeña vuelta por el pueblo para aprovechar la buena luz y hacer unas cuantas fotos.
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Castillo Real en Colliure |
Colliure es una pequeña población costera de no más de 3.000 habitantes. A la mayoría de la gente les sonará porque aquí vino a pasar sus últimos días el escritor Antonio Machado, exiliado desde España debido al comienzo de la Guerra Civil Española. Después de dar una vuelta recorriendo por fuera el castillo Real, la iglesia de Colliure y las bonitas playas de este pueblo pesquero, desayunamos en el sitio que os he comentado anteriormente, totalmente recomendable, y como el cementerio está a cinco minutos andando del hotel, aprovechamos a hacer una visita a la tumba de Antonio Machado. La vivienda donde pasó sus últimos años se haya no muy lejos del cementerio, en la "rue de Antonio Machado", en el número 2.
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Iglesia de Colliure junto a la playa |
Después de dar otro pequeño paseo por Colliure, hicimos el check out en el hotel y nos dirigimos a Salses, para ver su impresionante fortaleza. Desde Colliure hay unos 40 minutos por carretera. Cabe decir que todos los viajes con coche los hemos hecho evitando autopistas, ya que no teníamos ninguna prisa y merece mucho la pena recorrer las carreteras francesas, bien por la costa o bien por el interior.
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Fortaleza de Salses |
Una vez llegáis a Salses, el camino hacia la fortaleza está bastante bien indicado al principio, pero llega un momento que no veréis nada más que una cooperativa de vinos, podéis aparcar el coche aquí mismo, y dar un pequeño paseo hasta el castillo, no son más de diez minutos, o bien podéis seguir con el coche y aparcar en un pequeño camino que hay de tierra a la sombra de unos árboles. Os aviso de que en la fortaleza podéis comprar la entrada combinada del castillo junto con la abadía de Fontfroide. Si vais a hacer la visita de la abadía merece la pena, ya que os vais a ahorrar unos euros. Por separado, el castillo vale 7€ y la abadía 11€ (entradas para adultos sin precio reducido), mientras que si cogéis la entrada combinada, ambos monumentos os van a costar 15€ por persona.
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Patio central de la fortaleza de Salses |
En la temporada en la que fuimos nosotros (finales de marzo) las visitas por la mañana terminaban a las 12:00, y hay una visita guiada a las 11:15. Nosotros llegamos a las 11:30, así que hicimos la visita por nuestra cuenta. En mi opinión, la fortaleza impresiona mucho más por fuera que por dentro. No sé si porque ya era tarde o bien porque solo lo hacen para las visitas guiadas, no pudimos subir a las murallas, ni a la torre del homenaje, así que supongo que por ese motivo el castillo por dentro me decepcionó un poco.
Para contar un poco de historia, deciros que fue el rey Fernando el Católico el que mandó construir esta fortaleza en 1496, para por una parte hacer un fuerte defensivo hacia el acceso al Rosellón, ya que por aquel entonces la frontera con Francia se situaba mucho más al norte que ahora, y por otra parte para tener una base de operaciones defensivas. La fortaleza es asediada varias veces durante la guerra de los Treinta Años y conquistada por los franceses en 1642. A partir del tratado de los Pirineos en 1659, el Rosellón pasa a pertenecer a Francia, con lo que la frontera de ambos países se traslada a los Pirineos, así que a partir de aquí pierde toda su importancia estratégica y sobrevive solo por el alto coste que supone su destrucción. Con el paso de los años es restaurada, convertida en puesto de vigilancia, y luego más tarde en prisión estatal y utilizada como polvorín durante el siglo XIX, hasta ser declarada monumento histórico en 1886.
En media hora podéis realizar perfectamente la visita, ya que como os digo no está permitido el acceso a ninguna muralla ni torre. Desde aquí fuimos a Narbona, puesto que habíamos visto en Tripadvisor un buen restaurante "
Les Grands Buffets", en el que por 30€ por persona disponen de un excelente buffet libre con comida tradicional francesa. Nuestro gozo en un pozo, cuando al llegar nos preguntan si tenemos reserva, ya que está todo completo. Por cierto, para que no os pase como a nosotros en la web tienen reserva on line. Nosotros nos fiamos y al final por no reservar nos lo perdimos. Después de este pequeño inconveniente, decidimos ir directamente a visitar la abadía de Fontfroide y comer en su restaurante, que también teníamos marcado como muy interesante. El desastre anterior mereció la pena, ya que el menú que comimos en la abadía estuvo muy bien. Más caro que el buffet, pero por 38€ comimos un entrante, un primero, una pequeña tabla de quesos y un postre. Os dejo el enlace del
restaurante para que podáis revisar su carta y sus menús.
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Claustro de la Abadía de Fontfroide |
Una vez comidos entramos a la abadía para hacer la visita. Os recomiendo una hora y media aproximadamente, ya que merece la pena con la misma entrada coger una audioguía. Y no os imaginéis las típicas audioguías que os tenéis que poner cerca de la oreja para escucharlas. Están hechas con una tablet Samsung y una pequeña aplicación, en la que mediante bluetooth van automáticamente escuchándose las explicaciones cuando nos vamos acercando a las distintas secuencias de la visita. Por cierto, desde noviembre hasta el 31 de marzo, la abadía cierra a las 17:00.
La abadía es bastante extensa y está rodeada de innumerables viñas. Para que os hagáis una idea hacen su propio vino y lo venden tanto en el restaurante como en la tienda de souvenirs. Esta rodeada de jardines, los cuales se pueden visitar a través de unos senderos indicados en el recorrido, pero entonces la visita se hace bastante más larga. Simplemente el poder ver el impresionante claustro de esta abadía, merece la pena hacer un alto en el camino para visitarla.
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Jardines en la abadía de Fontfroide |
Desde aquí nos vamos con el coche a Gruissan, una localidad costera de unos 3.500 habitantes. Merece mucho la pena que olvidéis la autopista, para hacer el recorrido por carretera. Los paisajes y las vistas son maravillosos, ya que por un lado hay una especie de lagunas, que se confunden en algunos momentos con el mar y por otra parte inmensos campos llenos de viñas. Nosotros fuimos primero hasta Gruissan playa, en la que podréis disfrutar de una extensa playa de arena fina, aunque el aire es bastante incomodo, ya que este sitio se utiliza para los deportes marítimos como el windsurf o el kitesurf. Ya en el pueblo de Gruissan, podéis hacer una visita al castillo que se observa desde cualquier punto del pueblo. Esta visita es gratuita, y las vistas desde arriba son impresionantes.
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Playa de Gruissan |
Una vez descansamos un rato y tomamos un buen café, nos fuimos al hotel de Narbona para hacer el check in y como ya era tarde, cenar algo por el centro de Narbona. Aunque llevábamos apuntadas unas cuantas direcciones para cenar algo en los innumerables restaurantes de la ciudad, fue misión imposible encontrar los dos o tres que teníamos, así que vimos una pizzería y pedimos un par de pizzas para comer en el hotel. Por cierto, no os podéis imaginar la cantidad de pizzerías que hay en esta parte de Francia, eso sí todas ellas sin restaurante, solo para llevar.
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Castillo de Gruissan |
Después de cenar en el hotel, vimos unas series en la tablet y preparamos un poco las visitas del día siguiente y a descansar, ya que mañana teníamos un día duro para subir a los castillos de Lastours y visitar Carcasonne.