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martes, 30 de agosto de 2016

Ruta de los Cátaros: día 4

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Último día por esta bonita región de Francia. El día amanece bastante nublado, parece que se ha pegado lloviendo buena parte de la noche. Preparamos nuestras maletas y nos decidimos a aprovechar nuestro último día por la ruta de los Cátaros. Tenemos apuntadas en nuestro cuaderno las visitas del castillo de Puivert, la fuente de Fontestorbes, el castillo de Montsegur para terminar en Foix y desde aquí seguir nuestro camino hasta Zaragoza.

De Quillan a Puivert hay unos 17 kilómetros por carretera, no más de media hora. Pasamos por el desvío y nos damos cuenta que el firme para subir con el coche está bastante mal y la carretera es demasiado estrecha, la lluvia tampoco invita a subir, así que seguimos nuestro camino hacia Fontestorbes. Antes de llegar pasamos por el pueblo de Belesta, donde de casualidad descubrimos una panadería increíble. Nos hicimos con unos croissants, y unos hojaldres rellenos de espinacas que estaban buenísimos. Por si pasáis alguna vez, está en la plaza principal, no hay pérdida.

La fuente de Fontestorbes es una curiosidad de la naturaleza, ya que es una fuente de agua intermitente. El agua sale desde dentro de una cueva a la que se puede acceder a través de un pequeño camino de piedra, pero solo cuando el caudal de la fuente lo permite. Cada hora el caudal puede pasar de 1.800 m3/s a 20 o 50 m3/s, de esta forma es posible entrar en la cueva y observar el interior. En algunas ocasiones ha habido gente que se ha quedado atrapada en su interior hasta que de nuevo el caudal de la fuente ha descendido.

Fuente de Fontestorbes


Desde aquí a unos 11 kilómetros está el castillo de Montsegur. Por la carretera a la que se accede empezamos a ver gente corriendo con dorsales, parece que era una especie de carrera popular. Cuando la carretera empieza a empinarse hacia el castillo, vemos que los corredores se meten por el monte campo a través. Al llegar al parking del castillo nos damos cuenta que el acceso al mismo está cerrado hasta las 14:00. Nuestro gozo en un pozo, aunque como no hay mal que por bien no venga, estuvimos un rato viendo la carrera y animando a la gente. Ese mismo día en España nos enteramos que se hace todos los años, aunque solo pensábamos que era la subida y bajada al castillo de Montsegur, pero había un recorrido de nada más y nada menos que 75 kilómetros, una auténtica barbaridad.

Carrera popular hasta el castillo de Montsegur al fondo


Desde el castillo de Montsegur a la ciudad de Foix hay unos 33 kilómetros, unos 35 minutos, ya que la carretera empieza a mejorar y nos alejamos de las montañas. Aquí aprovechamos para buscar un sitio para comer. Como era domingo justo había un mercadillo de comida tradicional, quesos, embutidos, vinos... No nos pudimos resistir y compramos un queso de oveja que tenía una pinta buenísima. Los dependientes muy majos nos dieron a probar de varios quesos hasta que dimos con el que más nos gustaba.

Castillo de Foix en lo alto


Desde el mercadillo fuimos a dar un paseo por Foix admirando las bonitas vistas de su castillo en lo alto del pueblo. Callejeando subimos hasta arriba, aunque por la hora a la que llegamos ya estaba cerrado, así que echamos un vistazo desde fuera e hicimos unas cuantas fotos. De nuevo volvimos hasta la parte baja de Foix buscando un restaurante para comer. Como era domingo estaba todo bastante cerrado, así que de casualidad entramos en un restaurante que parecía tener encanto, ya que nos dio la apariencia de que era bastante viejo, el edificio daba buena cuenta de ello. Comimos un menú a base de entremeses, ensalada y cordero asado con patatas, todo regado con un buen vino de la casa y un buen postre. Por si vais por allí alguna vez y os interesa se llamaba Bar Auberge Miranda.


Edificio del bar Auberge Miranda

Desde Foix nos despedimos de esta bonita región del sur de Francia para volver de nuevo a España con bastante pena de que se hubieran acabado tan pronto las vacaciones de Semana Santa.

viernes, 22 de julio de 2016

Ruta de los Cátaros: día 3

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Hoy nos tocaba viajar hacia el sur de Carcasonne, para visitar Lagrasse, Villerouge-Termenès, los castillos de Quéribus y Peyrepertuse y por último las gargantas de Galamus, para terminar por alojarnos en el pueblo de Quillan. 

Salimos temprano del hotel para aprovechar el buen día que hacía y sobre todo porque el camino hasta Quillan era bastante largo y sinuoso. Nuestra primera parada en el camino era  la bella localidad de Lagrasse, desde Carcasonne hay unos 40 minutos por carretera. Aparcamos casi al final del pueblo, al lado de un campo de fútbol. En toda esta región, aunque los pueblos no son muy grandes, tienen los aparcamientos justos y es difícil dejar el coche en el mismo centro, sobre todo porque en casi todos los lugares solo pueden aparcar la gente de la localidad. Empezamos a callejear por el centro de Lagrasse y enseguida nos dimos cuenta que es un bonito lugar para pasear y perder media hora para conocerlo. Justo este día había un pequeño mercado con productos de la zona, miel, fruta, vino... Hay que decir que toda esta zona está rodeada de multitud de viñedos y que sus vinos tienen mucha fama en la región. Llegando al río podréis apreciar la maravillosa abadía de Sainte-Marie de Lagrasse. No entramos, ya habíamos visto la de Fontfroide y hoy teníamos el tiempo un poco justo. Apreciamos la abadía desde lejos al pie del río e hicimos unas cuantas fotos.

Abadía de Sainte-Marie en Lagrasse


Desde Lagrasse a poco más de 20 minutos en coche se encuentra Villerouge-Termenès, un pequeño pueblo en el que se impone su famoso castillo, donde se juzgo al último "perfecto" cátaro. El castillo se puede visitar, incluso hay visitas guiadas. Nosotros dimos un pequeño paseo alrededor del mismo y de las calles del pueblo. 

Desde Villerouge-Termenès partimos hacia el castillo de Quéribus, situado a unos 30 kilómetros, más o menos una hora en coche. Hay que reconocer que las carreteras que vienen a partir de ahora son bastante sinuosas, ya que vamos ganando poco a poco altura, pero también hay que disfrutarlas porque el paisaje es impresionante. Como se hacía ya la hora de comer, paramos en el pueblo de Cucugnan. En este viaje nos hemos acostumbrado a comer sobre las 12:30 o 13:00, ya que la mayoría de los restaurantes cierra la cocina sobre las 14:00. Cucugnan es una localidad elevada desde donde se puede observar a lo lejos el castillo de Quéribus, con bastantes posibilidades de alojamiento y sitios para comer. Nosotros habíamos elegido el restaurante L'Auberge du Vinegron, situado en la calle principal, donde pudimos probar un buen menú a base de platos franceses con una relación calidad-precio muy buena, y un servicio excelente, además hablan bastante bien español, lo cual se agradece.

Castillo de Villerouge-Termenès


Después de comer y viendo la hora que era, debíamos decidir por uno de los dos castillos, ya que en estas fechas suelen cerrar sobre las 17:00 y no nos iba a dar tiempo para disfrutar bien de la visita. Haciendo caso a la guía nos decidimos por visitar Peyrepertuse y la verdad que no nos equivocamos. Ya las vistas del castillo desde los pies de la montaña merecen la pena. En los alrededores veréis multitud de gente haciendo parapente y tirándose desde las cercanías del castillo. La entrada cuesta 6,50€ por persona. Recordad que con el pasaporte de los Cátaros os ahorráis un euro en la mayoría de los monumentos, incluido este castillo. La primera subida no es muy dura, unos veinte minutos hasta la primera zona visitable del castillo, además la mayoría del recorrido es entre árboles, lo que se agradece si el sol calienta. El castillo tiene como tres zonas bien diferenciadas, el recinto bajo y su torreón, el recinto mediano y el torreón de Sant Jordi. La muralla del castillo tiene 120 metros de longitud y está flanqueada por dos torres de plano semicircular. Las vistas desde el torreón de Sant Jordi son impresionantes.  Hay que decir que los accesos están muy reformados, sobre todo la escalera de San Luis que da acceso a la última parte del castillo. Para mí una de las visitas imprescindibles de esta región de Francia.

Castillo de Peyrepertuse desde el pie de la montaña

Vistas desde la torre de Sant Jordi del castillo de Peyrepertuse


Desde Peyrepertuse nos íbamos ya hacia Quillan para alojarnos en nuestro hotel, no sin antes dar un pequeño rodeo para admirar las gargantas de Galamus. Un paso natural de montaña de unos dos kilómetros de longitud con un profundo cañón por el que transcurre el río Agly. Una zona no apta para gente con vértigo, ya que aunque casi todo el camino esta vallado con un murete de piedra, la altura es más que considerable y además la estrechez de la carretera hace que a veces haya que parar o echar marcha atrás para dejar pasar a los coches que vienen en sentido contrario, como nos pasó a nosotros, que tuvimos que estar parados unos diez minutos para que unos coches que había más adelante pudieran pasar entre maniobras de infarto. Después de toda la aventura merecían la pena las vistas que hay desde el aparcamiento de autobuses y el empiece de una pequeña senda que parte hacia una ermita que hay excavada en la misma roca del cañón. Desde aquí en poco más de media hora llegábamos a nuestro hotel en Quillan. Por cierto, si queréis cenar en un sitio muy apañado y que hacen unas buenas pizzas, probad La Galerie. Buen precio y buena comida para terminar un día bastante cansado y largo.

Atasco de coches en las gargantas de Galamus


sábado, 23 de abril de 2016

Ruta de los Cátaros: día 2

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El día de hoy iba a ser bastante duro, con visitas principales de los castillos de Lastours y Carcasonne. Como siempre madrugamos un poco y a las 7:30 ya estábamos en pie. Nos acostumbramos a desayunar en el hotel con lo que habíamos traído de Zaragoza, así a mitad de mañana sobre las 9:30 o 10:00 entrábamos en alguna de las impresionantes panaderías de este país y comprábamos algo típico de la zona para almorzar.

Minerve

Desde Narbona nos dirigimos a Minerve, un bonito pueblo situado en un acantilado con unas vistas impresionantes. Las carreteras ya empiezan a cambiar y se convierten más sinuosas a lo largo del camino. Son también más estrechas y hay que tener más cuidado, aunque se pueden perfectamente apreciar las increíbles vistas que ofrece el paisaje. Desde Narbona a Minerve hay unos 35 kilómetros, unos 45 minutos en coche. En casi todos los pueblos que visitamos, el aparcamiento dentro del mismo solo está permitido a los residentes, y el parking público está como a las afueras. En este caso lo tienen bastante bien montado y es de pago. No necesitaréis más de media hora para recorrer sus calles, de no ser que hagáis muchas paradas y fotos. De esta forma el parking os saldrá a 1,50 € más o menos. Para acceder a él tenéis que seguir las señales, y aunque parece que os vayáis del pueblo, la carretera luego da la vuelta y sube para llegar al parking. Desde aquí tenéis unos cinco minutos andando a la entrada del pueblo. Lo que más impresiona es el imponente puente con el que se puede acceder al pueblo desde la carretera principal. Desde el mismo se puede observar el llamado "puente natural" en el fondo del cauce del río, donde en la misma roca hay un túnel que se ha ido erosionando con el tiempo y por donde pasa el río.

Torre en Lastours


Desde Minerve vamos a Lastours. En total unos 42 kilómetros y 50 minutos de coche. Aquí nos damos cuenta que el paisaje cambia por completo para convertirse mucho más montañoso. Las carreteras son más sinuosas y el tiempo es más frío. El pueblo en sí es muy pequeño, tiene un par de restaurantes y poco más, pero es conocido por tener cuatro castillos cátaros bastante bien conservados. A estos castillos se accede desde un pequeño museo casi al salir del pueblo, al lado de un restaurante. La entrada son 6€ e incluye la visita al mirador de Montfermier, donde se pueden observar en una panorámica impresionante los cuatro castillos. Por cierto, aquí la simpática mujer que nos atendió, nos ofreció el "Pasaporte de los sitios del país Cátaro". Una especie de pequeño cuaderno, donde te van sellando en todos los sitios que vas visitando, y además te puedes ahorrar uno o dos euros en las visitas. Tiene validez de un año y además si rellenas 6 sellos y lo mandas por correo te envían a casa un libro de uno de los monumentos, y si rellenas los 12 sellos, te envían un libro sobre los Cátaros. El precio de este pasaporte es de 2€. Con tal de que hagáis la visita al castillo Condal de Carcasonne, ya lo habéis amortizado.

Castillos en Lastours desde el mirador de Montfermier


La subida no es muy dura, pero conviene estar un poco en forma. El ascenso al primer castillo, Quertinheux, es el más duro y en una media hora más o menos se puede acceder, aunque la subida es bastante empinada. Quizá es el castillo que menos restaurado está y por lo tanto el que menos impresiona de todos. Desde aquí el ascenso al resto de castillos es más llevadero. El siguiente castillo es Cabaret, que es el que más impresiona y el más grande en extensión. Desde aquí podemos llegar a Tour Regine y por último a Surdespine que es el más elevado. Nosotros después de la paliza y el día no muy bueno que hacía, a este último no subimos. Hay que decir que por el estado en el que están conservados y la poca restauración, quizá no sorprendan tanto como otros de la zona, pero el conjunto en sí tiene mucha magia y el paisaje es impresionante. Para que os hagáis una idea, para ver toda la zona con fotos, descansos y demás, necesitaréis una hora y media más o menos. 

Después de descender de la visita a los castillos, por no andar mucho más comimos en el mismo restaurante que hay en el complejo donde se compran las entradas. Tienen un menú de 25€ y otro de 18€ y además tienen la tradicional Cassoulet por 20€.

Paseo por las murallas de Carcasonne


Después de comer la contundente Cassoulet y reponer fuerzas, nos dirigimos a Carcasonne. Desde Lastours son 18 kilómetros, unos 25 minutos en coche. Por cierto, tened las cámaras preparadas ya que desde la carretera es como mejor se aprecia el impresionante complejo de torres y murallas de Carcasonne. Tenéis que ir dirección "La Cité", que es la ciudad antigua, y existen numerosos aparcamientos, todos ellos de pago, cerca de la entrada. Teníamos un par de horas para dar una vuelta por los alrededores y visitar el castillo Condal. Quizá lo que voy a decir sea un poco exagerado, pero la ciudad antigua en sí me pareció un poco parque de atracciones... Me gusto más la zona de fuera, las murallas, los torreones y el foso. Por dentro, de tanta gente que había, y tantas tiendas de recuerdos, restaurantes y bares, afea un poco el conjunto. Lo que sí que recomiendo es la visita del castillo Condal, además con el pasaporte que os he comentado antes, os ahorráis 2€ por persona en la entrada, de 8,50€ pasáis a pagar 6,50€ por persona. La visita dura más o menos una hora y media, comienza con un vídeo a la entrada, que os muestra el antes y el después de la restauración y explica la historia del castillo y la forma en la que se restauró. Lo mejor es que subiréis por las murallas y veréis unas estupendas vistas de la ciudad y del interior de la fortaleza.

Torres de Carcasonne


Desde Carcasonne fuimos hasta Castelnaudary a tan solo 38 kilómetros, unos 45 minutos de coche. Es una bonita población situada a orillas del canal du Midi. Prácticamente es un puerto fluvial del propio canal y destacan en él las cuatro esclusas del siglo XVII. Aquí aprovechamos para cenar en un pequeño bar/restaurante por la calle principal de Castelnaudary, "La Grignote", donde comimos unas crepes.

Canal du Midi en Castelnaudary


Desde aquí volvimos a Carcasonne para pasar la noche en el hotel y descansar lo suficiente después de este día con tantas visitas y bastante duro.




domingo, 17 de abril de 2016

Ruta de los Cátaros: día 1

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Amanecimos temprano, sobre las 7:30 en Colliure. Había que aprovechar la mañana, ya que teníamos que recorrer las calles de Colliure, ir hasta Salses Le Chateau para ver su imponente castillo, comer en Narbona, ver la abadía de Fontfroide, pasear por la tarde en Gruissan y terminar el día en el hotel que habíamos reservado en las afueras de Narbona.

El día salió muy despejado, con bastante viento, pero buen día para pasear por las playas y calles sinuosas del pueblo pesquero de Colliure. Pensábamos desayunar en un bar que había nada más salir del callejón del hotel, "Les delicies catalans", que por 5,70€ tenían un desayuno completo, con tostadas de buen pan recién hecho, croissants (los mejores que hemos probado en los cuatro días), mantequilla y mermelada, zumo de naranja y un café. Pero a las 8:00 aún no estaba abierto, así que nos decidimos a dar una pequeña vuelta por el pueblo para aprovechar la buena luz y hacer unas cuantas fotos.

Castillo Real en Colliure


Colliure es una pequeña población costera de no más de 3.000 habitantes. A la mayoría de la gente les sonará porque aquí vino a pasar sus últimos días el escritor Antonio Machado, exiliado desde España debido al comienzo de la Guerra Civil Española. Después de dar una vuelta recorriendo por fuera el castillo Real, la iglesia de Colliure y las bonitas playas de este pueblo pesquero, desayunamos en el sitio que os he comentado anteriormente, totalmente recomendable, y como el cementerio está a cinco minutos andando del hotel, aprovechamos a hacer una visita a la tumba de Antonio Machado. La vivienda donde pasó sus últimos años se haya no muy lejos del cementerio, en la "rue de Antonio Machado", en el número 2.

Iglesia de Colliure junto a la playa


Después de dar otro pequeño paseo por Colliure, hicimos el check out en el hotel y nos dirigimos a Salses, para ver su impresionante fortaleza. Desde Colliure hay unos 40 minutos por carretera. Cabe decir que todos los viajes con coche los hemos hecho evitando autopistas, ya que no teníamos ninguna prisa y merece mucho la pena recorrer las carreteras francesas, bien por la costa o bien por el interior.

Fortaleza de Salses


Una vez llegáis a Salses, el camino hacia la fortaleza está bastante bien indicado al principio, pero llega un momento que no veréis nada más que una cooperativa de vinos, podéis aparcar el coche aquí mismo, y dar un pequeño paseo hasta el castillo, no son más de diez minutos, o bien podéis seguir con el coche y aparcar en un pequeño camino que hay de tierra a la sombra de unos árboles. Os aviso de que en la fortaleza podéis comprar la entrada combinada del castillo junto con la abadía de Fontfroide. Si vais a hacer la visita de la abadía merece la pena, ya que os vais a ahorrar unos euros. Por separado, el castillo vale 7€ y la abadía 11€ (entradas para adultos sin precio reducido), mientras que si cogéis la entrada combinada, ambos monumentos os van a costar 15€ por persona.

Patio central de la fortaleza de Salses


En la temporada en la que fuimos nosotros (finales de marzo) las visitas por la mañana terminaban a las 12:00, y hay una visita guiada a las 11:15. Nosotros llegamos a las 11:30, así que hicimos la visita por nuestra cuenta. En mi opinión, la fortaleza impresiona mucho más por fuera que por dentro. No sé si porque ya era tarde o bien porque solo lo hacen para las visitas guiadas, no pudimos subir a las murallas, ni a la torre del homenaje, así que supongo que por ese motivo el castillo por dentro me decepcionó un poco. 

Para contar un poco de historia, deciros que fue el rey Fernando el Católico el que mandó construir esta fortaleza en 1496, para por una parte hacer un fuerte defensivo hacia el acceso al Rosellón, ya que por aquel entonces la frontera con Francia se situaba mucho más al norte que ahora, y por otra parte para tener una base de operaciones defensivas. La fortaleza es asediada varias veces durante la guerra de los Treinta Años y conquistada por los franceses en 1642. A partir del tratado de los Pirineos en 1659, el Rosellón pasa a pertenecer a Francia, con lo que la frontera de ambos países se traslada a los Pirineos, así que a partir de aquí pierde toda su importancia estratégica y sobrevive solo por el alto coste que supone su destrucción. Con el paso de los años es restaurada, convertida en puesto de vigilancia, y luego más tarde en prisión estatal y utilizada como polvorín durante el siglo XIX, hasta ser declarada monumento histórico en 1886.

En media hora podéis realizar perfectamente la visita, ya que como os digo no está permitido el acceso a ninguna muralla ni torre. Desde aquí fuimos a Narbona, puesto que habíamos visto en Tripadvisor un buen restaurante "Les Grands Buffets", en el que por 30€ por persona disponen de un excelente buffet libre con comida tradicional francesa. Nuestro gozo en un pozo, cuando al llegar nos preguntan si tenemos reserva, ya que está todo completo. Por cierto, para que no os pase como a nosotros en la web tienen reserva on line. Nosotros nos fiamos y al final por no reservar nos lo perdimos. Después de este pequeño inconveniente, decidimos ir directamente a visitar la abadía de Fontfroide y comer en su restaurante, que también teníamos marcado como muy interesante. El desastre anterior mereció la pena, ya que el menú que comimos en la abadía estuvo muy bien. Más caro que el buffet, pero por 38€ comimos un entrante, un primero, una pequeña tabla de quesos y un postre. Os dejo el enlace del restaurante para que podáis revisar su carta y sus menús.

Claustro de la Abadía de Fontfroide


Una vez comidos entramos a la abadía para hacer la visita. Os recomiendo una hora y media aproximadamente, ya que merece la pena con la misma entrada coger una audioguía. Y no os imaginéis las típicas audioguías que os tenéis que poner cerca de la oreja para escucharlas. Están hechas con una tablet Samsung y una pequeña aplicación, en la que mediante bluetooth van automáticamente escuchándose las explicaciones cuando nos vamos acercando a las distintas secuencias de la visita. Por cierto, desde noviembre hasta el 31 de marzo, la abadía cierra a las 17:00.

La abadía es bastante extensa y está rodeada de innumerables viñas. Para que os hagáis una idea hacen su propio vino y lo venden tanto en el restaurante como en la tienda de souvenirs. Esta rodeada de jardines, los cuales se pueden visitar a través de unos senderos indicados en el recorrido, pero entonces la visita se hace bastante más larga. Simplemente el poder ver el impresionante claustro de esta abadía, merece la pena hacer un alto en el camino para visitarla.

Jardines en la abadía de Fontfroide


Desde aquí nos vamos con el coche a Gruissan, una localidad costera de unos 3.500 habitantes. Merece mucho la pena que olvidéis la autopista, para hacer el recorrido por carretera. Los paisajes y las vistas son maravillosos, ya que por un lado hay una especie de lagunas, que se confunden en algunos momentos con el mar y por otra parte inmensos campos llenos de viñas. Nosotros fuimos primero hasta Gruissan playa, en la que podréis disfrutar de una extensa playa de arena fina, aunque el aire es bastante incomodo, ya que este sitio se utiliza para los deportes marítimos como el windsurf o el kitesurf. Ya en el pueblo de Gruissan, podéis hacer una visita al castillo que se observa desde cualquier punto del pueblo. Esta visita es gratuita, y las vistas desde arriba son impresionantes. 

Playa de Gruissan


Una vez descansamos un rato y tomamos un buen café, nos fuimos al hotel de Narbona para hacer el check in y como ya era tarde, cenar algo por el centro de Narbona. Aunque llevábamos apuntadas unas cuantas direcciones para cenar algo en los innumerables restaurantes de la ciudad, fue misión imposible encontrar los dos o tres que teníamos, así que vimos una pizzería y pedimos un par de pizzas para comer en el hotel. Por cierto, no os podéis imaginar la cantidad de pizzerías que hay en esta parte de Francia, eso sí todas ellas sin restaurante, solo para llevar. 

Castillo de Gruissan


Después de cenar en el hotel, vimos unas series en la tablet y preparamos un poco las visitas del día siguiente y a descansar, ya que mañana teníamos un día duro para subir a los castillos de Lastours y visitar Carcasonne.






domingo, 3 de abril de 2016

Ruta de los Cátaros: Preparativos

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Para aprovechar las vacaciones de semana santa, queríamos hacer un viaje por el sur de Francia, y nos decidimos enseguida por hacer un viaje a Carcassone y aprovechar para hacer la ruta de los Cátaros. Ni cortos ni perezosos nos pusimos manos a la obra y lo primero que hicimos fue comprarnos una guía de la zona. En este caso nos decantamos por "Un corto viaje a Carcasona y la Ruta de los Cátaros" de ANAYA. Se trata de una pequeña guía con unos pequeños mapas, direcciones de hoteles y restaurantes y una guía por los principales monumentos de la ruta de los Cátaros, así como también de los alrededores. 

Cité de Carcassone


Después de ver unos cuantos blogs de viajes e investigar un poco por internet, empezamos a repartir pueblos, castillos y monumentos entre los cuatro días que teníamos. Lo único claro que teníamos desde un principio era que el viaje lo hacíamos en coche, sobre todo por la independencia que da en este tipo de viajes, por la comodidad de desplazamiento y por aprovechar a ver los sitios más escondidos. Empezamos demasiado fuerte y enseguida nos dimos cuenta que estábamos seleccionando demasiados lugares para visitar, así que empezamos a sacrificar unos cuantos, siguiendo las opiniones de tripadvisor, de la guía y de otras opiniones de algunos blogs de viajeros. De esta forma repartimos los cuatro días, sin contar la tarde del miércoles que aprovecharíamos para viajar hasta Francia:

Colliure

Día 1: 
  1. Colliure
  2. Salses le Chateau
  3. Abadía de Fontfroide
  4. Gruissan
  5. Narbona


Minerve


Día 2:
  1. Minerve
  2. Lastours
  3. Carcasonne
  4. Castelnaudary


Abadía de Lagrasse


Día 3:
  1. Lagrasse
  2. Villerouge-Termenes
  3. Castillo de Queribús
  4. Castillo de Peyrepertuse
  5. Gargantas de Galamus
  6. Castillo de Puilarens


Castillo de Peyrepertuse


Día 4:
  1. Castillo de Puivert
  2. Fuente de Fontestorbes
  3. Castillo de Montsegur
  4. Foix
Para aprovechar al máximo el tiempo, nos íbamos alojando lo más cerca posible del último sitio que visitábamos en el día. Así que el miércoles que viajábamos hacia Francia, nos alojamos en Colliure, el jueves nos alojamos en Narbona, el viernes en Carcasonne y por último el sábado en Quillan, un pueblo muy cerca del castillo de Puilarens. Estos son los hoteles en los que nos alojamos, todos reservados con Booking:


Castillo de Montsegur




Intentamos escoger lo más económico, en el caso de Narbona y Carcassone fue fácil, ya que elegimos la cadena Ibis, que suele tener hoteles a las afueras de las ciudades, y en este caso no nos importaba al tener coche y solo usarlos para dormir. En Colliure y Quillan la oferta era más reducida, así que intentamos elegir la mejor relación calidad/precio. Estos últimos hoteles estaban muy bien situados y tenían buenas habitaciones, con camas cómodas. En el caso de los Ibis, si ya os habéis alojado, sabréis que disponen de habitaciones pequeñas, con baños pequeños, en algunos casos con el lavabo en la misma habitación, pero para dormir es más que suficiente.

En la siguiente entrada os hablaré de los sitios que visitamos el primer día.